Cada día existe más acuerdo en que el emprendimiento es uno de los factores que
contribuyen al desarrollo de los países. Una sociedad cuya cultura favorece que las personas
inicien nuevas actividades en los más diversos ámbitos -económicos, sociales y culturalestendrá
una economía más dinámica, innovadora y generadora de nuevas oportunidades,
todo lo cual se traducirá en mayor progreso.
En el caso de Chile, el emprendimiento no ha sido suficientemente valorado. En
especial, durante gran parte del siglo pasado, la figura del emprendedor fue cuestionada y las políticas públicas no favorecieron ese espíritu, pero tal actitud comenzó a cambiar hace tres décadas . Es valioso que la Presidenta Michelle Bachelet mencionara el emprendimiento
como eje central de su propuesta de gobierno: “Tenemos el compromiso de llegar al 2010 con un país más moderno, integrado y desarrollado”; para lograrlo señaló que se implementarían cuatro transformaciones, donde “la tercera tiene que ver con innovación
y emprendimiento” . Asimismo, a nivel empresarial y educativo hay conciencia de la necesidad de difundir los valores del emprendimiento y con ello crear en el país una cultura emprendedora, tal como ocurre en gran parte de las economías desarrolladas.
Ha influido también en esta preocupación por el tema del emprendimiento el hecho de que la economía nacional ha tenido un desempeño mucho menos dinámico en los últimos 10 años que en la década anterior (entre 1997 y 2006 la tasa de crecimiento promedio
fue de 4% y entre 1986 y el 1996 el crecimiento anual fue de 7%). Parte importante de ese menor crecimiento se explicaría por el menor dinamismo de la productividad.
En efecto, el crecimiento de la productividad total de factores pasó desde 4,9% entre los años 1990-1995 a sólo 1% entre los años 2001-2004 . Como la productividad está directamente relacionada con el emprendimiento y la innovación,
para recuperar mayores niveles de crecimiento económico el país debe desarrollar políticas apropiadas y valorar
culturalmente el emprendimiento.
Este trabajo analiza en la sección que sigue la relación entre el emprendimiento y el desarrollo, basándose en el rol que la literatura académica le asigna al emprendedor.
Posteriormente estudia el indicador global que hoy existe para medir el emprendimiento en el mundo (Global Entrepreneurship Monitor, GEM) y postula que es necesario distinguir entre el emprendimiento que conduce al desarrollo y el emprendimiento que está destinado a la subsistencia de la persona. Al respecto, se propone como elemento central para el desarrollo de los países que exista un medio ambiente adecuado, dado por
políticas e instituciones públicas que hagan posible que el emprendimiento se traduzca en crecimiento.
Finalmente, se estudia el caso de Chile y se presentan, en base a indicadores internacionales, algunas de las barreras más importantes que coartan el espíritu emprendedor.
EL ROL DEL EMPRENDEDOR EN EL DESARROLLO
El rol del emprendedor en el desarrollo ha sido abordado por diversoseconomistas, destacando entre ellos Schumpeter, Kirzner, Knight y Baumol. El más célebre es Joseph Schumpeter, economista austriaco nacionalizado estadounidense, quien señalaba que los emprendedores son personas innovadoras que introducen los cambios y crean nuevas combinaciones de factores, revolucionando los patrones de producción y generando así nuevas oportunidades. En este sentido, la aparición de emprendedores en un nicho de mercado se produce porque la capacidad para emprender fluye, como un bien económico más, hacia los nichos donde el emprendedor espera una recompensa en el retorno de la inversión. Cuando ese nicho deja de serlo, es
decir, cuando se ha saturado el mercado y no hay más oportunidad para la innovación, el emprendedor desaparecerá para reaparecer en otro mercado con otra innovación que le permita nuevas ganancias en el futuro.
Este proceso emprendedor nace del aprovechamiento de una oportunidad, a través de la cual se obtienen utilidades, estimulando la creación de nuevas empresas, lo que se traduce en un mecanismo de “creación destructiva”. Este último, tal como su nombre loindica, implica la creación de nuevas empresas y la destrucción de algunas ya existentes y se encuentra liderado por cambios que aumentan la productividad e incrementan la
competitividad entre las empresas. Dentro de este proceso competitivo participan tanto empresas innovadoras como no innovadoras, pero sólo logran sobrevivir las empresas innovadoras y las que tengan capacidad de adaptación, ya que logran utilizar mejor los recursos productivos, desplazando fuera del mercado a las empresas que no son capaces de innovar o de adaptarse.
Las empresas innovadoras se encuentran lideradas por los emprendedores, quienes con su accionar crean nuevos productos o servicios, nuevos
métodos de producción y distribución y nuevas formas de organización. Así, aumenta el nivel de empleo y de ingreso
per cápita, generando finalmente un mayor desarrollo económico. Schumpeter describe a los emprendedores como personas innovadoras, dinámicas,
fuera de lo común, soñadoras, visionarias, que actúan como destructores del equilibrio de mercado, iniciadores del cambio y creadores de nuevas oportunidades.
Por su parte, Israel Kirzner, economista norteamericano perteneciente a la denominada Escuela Austriaca, considera que la esencia de la actividad
emprendedora radica en estar alerta a las oportunidades y postula que cualquier persona está capacitada para emprender,
ya que el emprendimiento está presente en todas las acciones humanas. Kirzner considera que los emprendedores son fundamentalmente intermediarios creativos que facilitan el intercambio entre oferentes y demandantes, al reconocer en cualquier desequilibrio de mercado una oportunidad ventajosa que proporciona las presiones necesarias para hacer que la economía vuelva a su estado de equilibrio, definiendo el emprendimiento como “una tendencia al equilibrio y a la coordinación” . Por el contrario, Schumpeter tiene una visión desequilibradora, pues señala que el emprendimiento crea desequilibrio a partir del equilibrio, rompiendo con la rutina y destruyendo las estructuras existentes, iniciando el cambio por medio de la introducción de alguna innovación y creando nuevas oportunidades. Tal como se mencionó, para Kirzner el papel del emprendedor tiene una fuerza
equilibradora dada por el descubrimiento de oportunidades inexploradas por los demás participantes del mercado, actuando como una alerta
de las oportunidades existentes. Para él, “estar alerta” significa notar algo que otros no han visto ni pensado antes, significa ver más allá del conjunto de oportunidades y formas rutinarias de hacer las cosas y determinar dónde los bienes se han vuelto insospechadamente más valiosos para los consumidores.
Se pueden ilustrar las diferencias entre el pensamiento de Schumpeter y el de Kirzner, y a la vez conceptualizar la contribución del emprendedor a la mayor producción de bienes y servicios, a través de la frontera de posibilidades de producción . De esta manera, a partir de las ineficiencias
de mercado, que el emprendedor de Kirzner transforma en oportunidades, se logra alcanzar el equilibrio sobre un punto eficiente de
la FPP aumentando la producción desde el punto “X” al “Y”. En cambio, cuando el emprendedor de Schumpeter rompe los equilibrios del mercado a través de la innovación, alcanza un punto de nuevo equilibrio ubicado sobre una FPP mayor, desplazando hacia
afuera la FPP y generando crecimiento hasta un punto como “Z”11, tal como lo muestra
la Figura Nº 1.
Frank Knight, economista norteamericano y fundador de la Escuela de Chicago, describe al emprendedor como aquel que desarrolla principalmente
dos capacidades. Por un lado, la de organizar y liderar todos los factores de producción necesarios en una empresa; y por otro, la de enfrentar
la incertidumbre que significa iniciar una nueva actividad12. Knight destacó que la incertidumbre es diferente del riesgo, ya que en ella la
aleatoriedad tiene posibilidades desconocidas y para enfrentarlas debe existir un agente económico, el empresario.
William Baumol, por su parte, ha intentado explicar la relación entre desarrollo económico y emprendimiento mediante los distintos comportamientos
de los empresarios, los que dependen a su vez del sistema de incentivos que provea cada país. De este modo, en
las economías capitalistas el aporte de los empresarios al crecimiento es mayor que en otros
sistemas económicos.
En concordancia con lo anterior, Baumol enfatiza el importante rol que juegan las instituciones para el impulso del emprendimiento.
En suma, los intelectuales señalados y sus seguidores coinciden en que el emprendedor es un elemento clave para el crecimiento de los países. Es por ello que en este trabajo, no obstante las diferentes visiones sobre el emprendimiento, se utiliza el concepto del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), que señala que el emprendimiento es “cualquier intento de nuevos negocios o creación de nuevas empresas, la reorganización de un
negocio o la expansión de uno existente, por un individuo, grupo de individuos o firmas ya establecidas13” y su contribución al crecimiento se produce a través del dinamismo de los negocios entendido como los nacimientos, expansiones,
muertes y reducciones de los mismos.
La teoría neoclásica intenta explicar el crecimiento económico como una función de la acumulación de los factores capital y trabajo, y de la productividad de éstos. Solow14, pionero en esta formulación, concluye que el progreso tecnológico es el principal impulsor del crecimiento en los salarios
reales y la calidad de vida en los países desarrollados. Como se ha señalado, es el emprendedor el que produce ese aumento de productividad, entre
otras razones, porque es precisamente él quien, al liderar los procesos de innovación, hace posible el cambio tecnológico.
Holcombe15 utiliza el concepto de crecimiento endógeno de Romer16 para referirse al emprendimiento como el motor endógeno del crecimiento y afirma que cuando los emprendedores aprovechan las oportunidades, crean nuevas oportunidades para emprender, produciéndose así un círculo virtuoso
que permite a los países alcanzar el desarrollo. Arnold Harberger17 explica con mucha claridad la contribución del emprendimiento
al desarrollo. Se sabe que los factores que explican el crecimiento de los países son: los incrementos en el trabajo, los incrementos en el stock de capital humano, la tasa de inversión y la tasa de retorno de la inversión y lo que en lenguaje técnico se denomina “residuo” o “productividad
total de los factores”. Según Harberger, este último concepto tiene varios componentes: innovaciones tecnológicas, mejoras en la productividad
de los factores existentes, mejoras en los procesos, diseños, etc. En suma, se trata de reducciones reales de costos por unidad producida. Bajo esta perspectiva, son los emprendedores quienes con su accionar posibilitan las reducciones reales de costo, ya sea a través de
nuevos inventos, investigación y desarrollo o nuevas técnicas. De esta manera, las empresas se vuelven más eficientes, teniendo a su disposición una mayor cantidad de recursos para realizar nuevas inversiones en nuevos negocios o en nuevas tecnologías, y finalmente, si
esto se da a nivel agregado, contribuir al crecimiento económico.
3. EL MEDIO AMBIENTE PARA EMPRENDER
El GEM mide la actividad emprendedora de los países mediante la utilización de un indicador denominado Actividad Emprendedora en Etapas Iniciales18, el cual corresponde al porcentaje de la población adulta económicamente activa de un país, que tiene entre 18 y 64 años y que se encuentra directamente involucrada en las etapas iniciales de la actividad emprendedora, muestra la relación entre la Tasa de Actividad Emprendedora (TEA) y el nivel de Ingreso per cápita de los países. Se puede comprobar que esta relación tiene forma de “U”; es decir, en la primera parte de la curva, el TEA es mayor mientras menor es el ingreso per cápita; luego, la relación va decreciendo y en torno a un ingreso de US$20.000 comienza nuevamente a subir. Esta relación ha sido planteada por Wenekers et al. (2005) y por Amorós, Cortés y Couyoumdjian (2006), quienes además establecen
este mismo tipo de relación entre la tasa de emprendimiento y el nivel de competitividad
de las economías.
La explicación para esta evolución radica en que el TEA está compuesto por dos factores que motivan el emprendimiento: “la Oportunidad” de aprovechar una realidad favorable para hacer un negocio o “la Necesidad” para superar la realidad de pobreza.
Por ello, el índice TEA se encuentra subdividido en el TEA por Oportunidad que mide el emprendimiento definido por Schumpeter o Kirzner, es decir, aquél que se realiza por el interés personal de innovar o aprovechar una oportunidad latente en el mercado; y en el TEA por Necesidad, que mide el emprendimiento que surge involuntariamente para superar una condición no deseada .
Desde esta perspectiva, cabe observar que el tipo de emprendimiento es diferente según el nivel del ingreso per cápita de los países. Así, la motivación principal del emprendedor en los países desarrollados es la oportunidad, la cual corresponde mayoritariamente al tipo de emprendimiento que genera progreso y bienestar económico; en cambio, en gran parte de los países en desarrollo la motivación por necesidad constituye la causa principal para emprender, siendo éste más bien un indicador de pobreza. Una muestra de ello la constituyen los países que lideraron el ranking de emprendimiento del año 2005. Venezuela (24,99%), Tailandia (20,74%) y Nueva Zelanda (17,57%) presentaron los mayores índices TEA. Tras las tasas de emprendimiento de Venezuela y Tailandia se esconde un alto porcentaje de emprendimientos por necesidad; no así en el caso de Nueva Zelanda que presenta una alta proporción de emprendimiento por oportunidad y una bajísima tasa de emprendimiento por necesidad.
Luego, es preferible incorporar en el análisis la diferencia entre estas dos causas del emprendimiento. Al utilizar el ratio de emprendimiento21 por oportunidad sobre el total (Op/TEA), que indica el porcentaje del emprendimiento total explicado por la oportunidad, queda en evidencia la existencia de una tendencia lineal positiva entre este tipo de emprendimiento y el nivel de desarrollo de los países medido por el PIB per cápita corregido por la paridad de poder de compra22. Gráficamente se pueden observar dos concentraciones de países que se diferencian por su nivel de desarrollo (Figura 3). El
primer grupo (G1) reúne a los países que poseen un menor desarrollo económico (PIB PPP Promedio: US$7.879) y un menor nivel de emprendimiento por oportunidad sobre el total (Ratio Op/TEA Promedio: 63%); mientras que los países que conforman el segundo grupo (G2), poseen un nivel de desarrollo mayor (PIB PPP promedio: U$27.878) junto a mayores ratios Op/TEA (Ratio Op/TEA Promedio: 80%). En suma, aquellos países que poseen proporcionalmente altos ratios de emprendimiento por oportunidad presentan también un mayor nivel de ingreso per cápita, corroborándose la relación positiva entre el emprendimiento que denominaremos Schumpeteriano y Kirzneriano y el desarrollo; es por ello que en este trabajo priorizamos el estudio de este concepto.
Surge la interrogante de por qué existen países con menor nivel de desarrollo -G1 en laque exhiben un menor porcentaje de iniciativas emprendedoras por oportunidad. La respuesta radica en lo que Schumpeter, Kirzner y Knight definieron como el rol del emprendedor. Para que ese rol se cumpla y se aproveche su potencial es necesario contar con un medio ambiente adecuado. Pese a que muchos de los países pertenecientes
a este grupo exhiben altos niveles de emprendimiento, la mayoría no ofrece buenas condiciones en su entorno. En otras palabras, no presentan las políticas e instituciones adecuadas. North23 ha comprobado que los países que se han desarrollado a lo largo de su historia
han construido instituciones, como el respeto a la propiedad privada, que estimulan el espíritu emprendedor. Al respecto, los estudios muestran que el Estado de derecho, gobiernos subsidiarios y eficientes, una economía de mercado abierta y competitiva y una sana política macroeconómica son características fundamentales para promover el emprendimiento por oportunidad.
En conclusión, no basta el emprendimiento para el desarrollo, sino que éste debe asociarse a la oportunidad de traer consigo beneficios económicos
positivos para el país.
Para que esto sea posible se necesita, además del emprendimiento, un medio ambiente adecuado. Por lo tanto, es altamente importante generar las condiciones necesarias para que el espíritu emprendedor se desarrolle y manifieste en proyectos reales a nivel de empresas y mercados, para lo cual son necesarias políticas públicas adecuadas.
En realidad, lo que determina y caracteriza el tipo de emprendimiento de cada país es el entorno en que se desenvuelve la actividad emprendedora. Éste debe sustentarse en
buenas políticas macroeconómicas y especialmente microeconómicas, y en instituciones sólidas, capaces de definir claramente las reglas del juego24 con el fin de generar un buen clima de negocios, adecuadas regulaciones, políticas fiscales prudentes, certidumbre
jurídica y una cultura pro emprendimiento.
En particular, los países que no ofrezcan buenas condiciones en su ambiente, probablemente no podrán disfrutar de los beneficios que el emprendimiento trae consigo aún cuando posean una gran capacidad emprendedora, a diferencia de aquellos que se preocupen por crear el medio ambiente indicado.
Los distintos procesos emprendedores vividos por los países a causa de sus condiciones medio ambientales pueden expresarse como la diferencia
entre trotar en una trotadora o hacerlo en una pista. Esta analogía resulta útil, toda vez que las economías con una alta capacidad emprendedora pero que carecen de un ambiente apropiado, como es el caso de muchos países en vías de desarrollo, corren sobre una “trotadora”, porque a pesar de que
se esfuerzan por lograr el progreso, no avanzan al ritmo requerido.
En otras palabras, se quedan en el mismo lugar.
Por otro lado, distinto es el caso de los países que, junto con su capacidad para emprender, generan un entorno apropiado, caracterizado por instituciones y políticas adecuadas, lo que les permite que el esfuerzo se traduzca en resultados reales. Es decir, al correr en una pista avanzan y llegan a la meta del desarrollo. Harberger dice, con relación al emprendimiento, que el papel de la política económica es dar “señales correctas a los directores generales y gerentes de una organización, las que remueven las trabas que impiden la búsqueda de reducciones reales de costos y crean
un entorno en el que el proceso de creación destructiva de Schumpeter puede llevarse a cabo. Es necesario reiterar que la actividad emprendedora se debe desenvolver dentro de un marco de instituciones ordenadas, estado de derecho y un sistema político
democrático, en el que primen políticas que promuevan el equilibrio macroeconómico, el derecho de propiedad y una economía de mercado y abierta. Esto conducirá a que las personas, actuando con libertad,inviertan más, se eduquen más, trabajen más y se vean permanentemente estimuladas a hacer un mejor uso de sus capacidades humanas, de las tecnologías y del capital disponible, y que con ello los países se encaminen a un mayor
desarrollo económico. Una buena forma de evaluar el medio ambiente adecuado es utilizar el Índice de Libertad Económica, puesto que éste mide los elementos ya descritos: protección de los derechos de propiedad privada, gobierno limitado,
buenas políticas macroeconómicas, buen ambiente institucional, libre comercio y normas que favorezcan mercados libres.
Al relacionar el medio ambiente con la capacidad emprendedora de los países mediante el Índice de Libertad Económica29 y la ratio de emprendimiento por oportunidad sobre el total de actividad emprendedora para el período 2001-2005, se comprueba la existencia de una relación positiva. Así, los países que tienen una alta proporción de emprendimiento por oportunidad se caracterizan por ser económicamentelibres. Dicho de otro modo, los países que presentan un medio ambiente adecuado para el emprendimiento logran un mayor número de iniciativas emprendedoras
por oportunidad, que son las que permiten el desarrollo. En cambio, aquellos países que presentan un ambiente inadecuado y que, por lo tanto, tienen bajos índices de libertad económica, exhiben proporcionalmente altos niveles de emprendimiento por necesidad, quedando en evidencia que el medio ambiente sí condiciona el tipo de emprendimiento y constituye a la vez un elemento esencial para que se desarrolle una actividad emprendedora
de calidad.
EL CASO DE CHILE
Como se señaló al comienzo, Chile ha presentado en los últimos años un crecimiento económico bajo en relación con lo que fue su “era dorada”33. Parte de la explicación está en la disminución de la productividad, factor directamente relacionado con el emprendimiento.
Ahora bien, si se examina el medio ambiente favorable al espíritu emprendedor, representado por el nivel de libertad económica, observamos que en nuestro país éste es relativamente alto en relación con los países de menor desarrollo (G1); sin embargo, si se le compara con
las economías más desarrolladas, Chile se encuentra bajo respecto al emprendimiento por oportunidad. Por lo tanto, debiéramos movernos en la dirección indicada, de manera de aumentar el emprendimiento y así seguir la tendencia de los países más desarrollados.
La situación de Chile muestra que la actividad emprendedora por necesidad ha ido decreciendo con los años -no obstante, un gran porcentaje de la población chilena aún emprende como forma de autosustentación (26% en el año 2005)- y que la actividad emprendedora por oportunidad se ha mantenido relativamente estable y por debajo de los niveles esperados.
Tenemos debilidades en la educación y la cultura emprendedora. Además, las investigaciones específicas indican que no existen marcos regulatorios
e impositivos adecuados y que el apoyo financiero a las empresas es insuficiente.
¿Qué es lo que está impidiendo que Chile aumente su nivel de emprendimiento por oportunidad?
Son variadas las áreas de políticas públicas para mejorar, pero existe una de mayor incidencia negativa: los costos o las barreras a la entrada para crear empresas son muy altos.
Como señalan Boettke y Coyne, “si el concepto de emprendimiento de Kirzner es correcto, podemos esperar que países con altas barreras de entrada van a ser menos desarrollados que aquellos en donde el proceso competitivo no está limitado”. Una buena forma de medir los costos del emprendimiento aparece en el informe “Doing Business” del Banco Mundial (World Bank). Éste contiene una evaluación de las regulaciones que restringen la actividad empresarial y de aquellas que la facilitan. Así, una buena calificación en el área de la facilidad para hacer negocios significa que el gobierno
ha creado un ambiente regulatorio conducente al emprendimiento. Al observar la situación de Chile, queda de manifiesto que los costos para emprender
no se condicen con su buen medio ambiente, e inciden sobre las tasas de emprendimiento por oportunidad. En Chile hay un exceso de regulaciones y prima la burocracia. Esto tiene consecuencias negativas para la economía en general puesto que se incentiva el mercado informal y la corrupción, al tiempo que se generan obstáculos para el emprendimiento, lo que trae consigo altos costos de dinero y tiempo, desalentando a los empresarios y
dificultando la creación de nuevas empresas.
Al respecto, es relevante comparar a Chile con Nueva Zelanda, país que ha tenido un gran desarrollo económico, y que a su vez destaca por sus importantes iniciativas emprendedoras38. Nueva Zelanda tiene una tasa de emprendimiento (TEA) superior al 17%, correspondiendo el 92% de esos emprendimientos a iniciativas motivadas por la oportunidad. Su perfil emprendedor se ve acompañado de un medio ambiente adecuado
para la realización de esta actividad y por una gran facilidad para hacer negocios, ubicándose en una posición privilegiada en ambos rankings,
Chile debe seguir los pasos de Nueva Zelanda para reducir los costos y así poder aumentar el nivel de emprendimiento por oportunidad del país.
En este contexto, a continuación se revisan esas barreras a la creación de empresas a través de los procesos de apertura y cierre de una firma en base al informe “Doing Business” (2007) del Banco Mundial (World Bank).
a) Apertura de una empresa La manera en que se dé el proceso relativo a la apertura de empresas influye directamente
en el nivel de emprendimiento de un país, ya que mientras más expedito sea el camino para la creación de nuevas empresas, menores
serán los costos asociados y menores las barreras de entrada para el surgimiento de nuevos emprendimientos. Al relacionar los datos
referentes a la apertura de una empresa con las tasas de emprendimiento por oportunidad, representadas por la ratio Op/TEA, se reafirma que para incrementar en Chile el nivel de emprendimiento por oportunidad se necesita reformar ciertos procesos que involucran
altos costos y que desincentivan la creaciónde nuevos negocios. existe una relación negativa entre el nivel de emprendimiento por oportunidad sobre la actividad emprendedora total y el número de trámites a realizarse en la apertura de un nuevo negocio39. Nueva Zelanda se ubica
en una posición privilegiada, liderando ambos rankings, al presentar una alta ratio de emprendimiento por oportunidad (86%) y sólo 2 trámites necesarios para abrir una nueva empresa, los cuales son realizados por internet, lo que agiliza aún más la creación de nuevas empresas. Mientras tanto, en Chile, los nueve trámites que deben llevarse a cabo se presentan como una traba al emprendimiento por el alto costo monetario y de tiempo
asociados.
En Chile se emplean 27 días para poner en marcha una empresa, de los cuales 14 se destinan a la obtención de la patente municipal. El proceso de apertura tiene un costo igual al 9,8% del PIB per cápita, monto que bordea los US$ 575, de los cuales cerca de la 39 Coeficiente de correlación: –0,687.
Emprendimiento: Factor clave para la nueva etapa de Chile Cristián Larroulet y Macarena Ramírez mitad se destina a cobros notariales; en cambio, en Nueva Zelanda se gasta sólo el 0,2% de su PIB per cápita, que equivale al 7% de lo que se debe pagar en Chile (US$ 40).
En las Figuras Nº 6 y 7 se observa que la relación sigue siendo negativa entre el emprendimiento por oportunidad y el costo de apertura40 y los días necesarios para abrir una empresa41; por lo tanto, aquellos países que emprenden más por oportunidad (Op/
TEA) ofrecen menores costos y requieren menos días para la iniciación de un nuevo
negocio.
La brecha existente entre Nueva Zelanda y Chile resalta las facilidades para comenzar un nuevo negocio en Nueva Zelanda y lo complejo que es llevar a cabo este mismo proceso en Chile. En 60 países los trámites demoran menos días que en Chile, y en 76 se requieren menos de nueve trámites. Australia, Estados Unidos, Irlanda, Islandia, Canadá, Suiza, Finlandia, Nueva Zelanda y Singapur destacan en estos aspectos y, coincidentemente,
presentan altas tasas de emprendimiento por oportunidad (superiores al 80%).
b) Cierre de una empresa Así como el inicio de una empresa es importante para el emprendimiento, el proceso de cierre de la misma también lo es, ya que refleja las condiciones que deben enfrentar aquellos emprendedores que, de una u otra forma, ven fracasar su proyecto de negocio.
En Chile el proceso de quiebra de una empresa lleva 5,6 años, cuesta un 14,5% del valor del patrimonio y los demandantes recuperan el 20% (tasa expresada en centavos por dólar) de su firma en quiebra.
Chile ocupa el lugar 107 del ranking del Banco Mundial en esta categoría. Esta mala posición se encuentra acentuada por la baja tasa de recuperación de una empresa en quiebra, la que al ser comparada con la de Nueva Zelanda, cuyos empresarios recuperan el 68% de su
empresa en dos años, reafirma la condición de inferioridad de Chile en esta materia. Chile se aleja del número de años promedio (2 años) y de la tasa de recuperación promedio también (58%). Esta última se relaciona directamente con el nivel de emprendimiento por oportunidad de los
países43, así como también con su nivel de ingreso per cápita44. De esta manera, los países que tienen un PIB per cápita superior a los US$ 20.000 presentan tasas de recuperación de una empresa en quiebra superiores al 50% (a excepción
de Francia, Italia y Suecia). Claramente, el proceso de cierre de una empresa desincentiva el emprendimiento en Chile, mientras que la baja tasa de recuperación en caso de quiebra acentúa el temor al fracaso de los emprendedores45, llevándolos a enfrentar con mayor recelo la incertidumbre,
ya que en el caso de que el proyecto no resulte, gran parte del capital (más del 75%) se perderá. Es decir, aumenta el temor a la incertidumbre y disminuye la disposición para afrontar eventuales vicisitudes, todo lo cual desincentiva el emprendimiento necesario
para el progreso.
CONCLUSIONES
En este trabajo se ha descrito la importancia que tiene el emprendimiento para el desarrollo económico de los países, especialmente por el rol crucial que desempeña el espíritu emprendedor en la innovación -al liderar los cambios tecnológicos- así como en el aumento de la productividad y la competitividad, que a la vez constituyen mecanismos esenciales para que las personas intervengan en la actividad productiva de un país, dándoles
la oportunidad de obtener una mejor posición económica y de contribuir a la creación de empleo.
Sin embargo, no basta con que las personas emprendan, sino que es necesario que el emprendimiento sea un proceso voluntario para aprovechar
o generar oportunidades que se traduzcan en crecimiento económico. Las economías que emprenden proporcionalmente más por oportunidad, también presentan mayores niveles de ingreso per cápita. En cambio, aquellas en que predomina el emprendimiento por necesidad se caracterizan por exhibir un menor nivel de desarrollo.
Para que el emprendimiento por oportunidad prevalezca en las economías se debe crear un ambiente propicio. Por lo tanto, no basta con tener gran espíritu emprendedor. Si las condiciones del entorno no están dadas, será lo mismo que correr sobre una “trotadora”.
Para que esto no ocurra, se deben llevar a cabo políticas adecuadas que permitan incentivar el emprendimiento y remover las barreras existentes, propiciando un entorno basado en las economías de mercado y en la apertura internacional, en instituciones que protejan y estimulen el derecho de propiedad, políticas que produzcan un equilibrio macroeconómico, donde existan sociedades democráticas y estados de tamaño limitado
que produzcan gobernabilidad y estimulen la creatividad. Pese a que en Chile las condiciones macroeconómicas son favorables
para el emprendimiento, los costos para crear nuevos negocios son aún muy altos. Por ello, es necesario implementar reformas dirigidas a acabar con el exceso de trabas y regulaciones que priman y reducir tanto los trámites innecesarios, como el tiempo y costo requeridos para efectuarlos. Hay que tener la decisión y perseverancia para hacer realidad la frase: “¡Queremos emprendedores dedicados a mejorar sus productos, no a acumular
papeles y llenar formularios!”
Para producir ese medio ambiente, los gobiernos juegan un rol fundamental a través de sus políticas públicas48. De este modo, para enfrentar los desafíos económicos y sociales que Chile tiene hoy, resulta crucial priorizar la ejecución de políticas públicas que, al promover el espíritu emprendedor, hagan de Chile una economía con mayor innovación y productividad y, de esta forma, se logre el tan anhelado desarrollo.
contribuyen al desarrollo de los países. Una sociedad cuya cultura favorece que las personas
inicien nuevas actividades en los más diversos ámbitos -económicos, sociales y culturalestendrá
una economía más dinámica, innovadora y generadora de nuevas oportunidades,
todo lo cual se traducirá en mayor progreso.
En el caso de Chile, el emprendimiento no ha sido suficientemente valorado. En
especial, durante gran parte del siglo pasado, la figura del emprendedor fue cuestionada y las políticas públicas no favorecieron ese espíritu, pero tal actitud comenzó a cambiar hace tres décadas . Es valioso que la Presidenta Michelle Bachelet mencionara el emprendimiento
como eje central de su propuesta de gobierno: “Tenemos el compromiso de llegar al 2010 con un país más moderno, integrado y desarrollado”; para lograrlo señaló que se implementarían cuatro transformaciones, donde “la tercera tiene que ver con innovación
y emprendimiento” . Asimismo, a nivel empresarial y educativo hay conciencia de la necesidad de difundir los valores del emprendimiento y con ello crear en el país una cultura emprendedora, tal como ocurre en gran parte de las economías desarrolladas.
Ha influido también en esta preocupación por el tema del emprendimiento el hecho de que la economía nacional ha tenido un desempeño mucho menos dinámico en los últimos 10 años que en la década anterior (entre 1997 y 2006 la tasa de crecimiento promedio
fue de 4% y entre 1986 y el 1996 el crecimiento anual fue de 7%). Parte importante de ese menor crecimiento se explicaría por el menor dinamismo de la productividad.
En efecto, el crecimiento de la productividad total de factores pasó desde 4,9% entre los años 1990-1995 a sólo 1% entre los años 2001-2004 . Como la productividad está directamente relacionada con el emprendimiento y la innovación,
para recuperar mayores niveles de crecimiento económico el país debe desarrollar políticas apropiadas y valorar
culturalmente el emprendimiento.
Este trabajo analiza en la sección que sigue la relación entre el emprendimiento y el desarrollo, basándose en el rol que la literatura académica le asigna al emprendedor.
Posteriormente estudia el indicador global que hoy existe para medir el emprendimiento en el mundo (Global Entrepreneurship Monitor, GEM) y postula que es necesario distinguir entre el emprendimiento que conduce al desarrollo y el emprendimiento que está destinado a la subsistencia de la persona. Al respecto, se propone como elemento central para el desarrollo de los países que exista un medio ambiente adecuado, dado por
políticas e instituciones públicas que hagan posible que el emprendimiento se traduzca en crecimiento.
Finalmente, se estudia el caso de Chile y se presentan, en base a indicadores internacionales, algunas de las barreras más importantes que coartan el espíritu emprendedor.
EL ROL DEL EMPRENDEDOR EN EL DESARROLLO
El rol del emprendedor en el desarrollo ha sido abordado por diversoseconomistas, destacando entre ellos Schumpeter, Kirzner, Knight y Baumol. El más célebre es Joseph Schumpeter, economista austriaco nacionalizado estadounidense, quien señalaba que los emprendedores son personas innovadoras que introducen los cambios y crean nuevas combinaciones de factores, revolucionando los patrones de producción y generando así nuevas oportunidades. En este sentido, la aparición de emprendedores en un nicho de mercado se produce porque la capacidad para emprender fluye, como un bien económico más, hacia los nichos donde el emprendedor espera una recompensa en el retorno de la inversión. Cuando ese nicho deja de serlo, es
decir, cuando se ha saturado el mercado y no hay más oportunidad para la innovación, el emprendedor desaparecerá para reaparecer en otro mercado con otra innovación que le permita nuevas ganancias en el futuro.
Este proceso emprendedor nace del aprovechamiento de una oportunidad, a través de la cual se obtienen utilidades, estimulando la creación de nuevas empresas, lo que se traduce en un mecanismo de “creación destructiva”. Este último, tal como su nombre loindica, implica la creación de nuevas empresas y la destrucción de algunas ya existentes y se encuentra liderado por cambios que aumentan la productividad e incrementan la
competitividad entre las empresas. Dentro de este proceso competitivo participan tanto empresas innovadoras como no innovadoras, pero sólo logran sobrevivir las empresas innovadoras y las que tengan capacidad de adaptación, ya que logran utilizar mejor los recursos productivos, desplazando fuera del mercado a las empresas que no son capaces de innovar o de adaptarse.
Las empresas innovadoras se encuentran lideradas por los emprendedores, quienes con su accionar crean nuevos productos o servicios, nuevos
métodos de producción y distribución y nuevas formas de organización. Así, aumenta el nivel de empleo y de ingreso
per cápita, generando finalmente un mayor desarrollo económico. Schumpeter describe a los emprendedores como personas innovadoras, dinámicas,
fuera de lo común, soñadoras, visionarias, que actúan como destructores del equilibrio de mercado, iniciadores del cambio y creadores de nuevas oportunidades.
Por su parte, Israel Kirzner, economista norteamericano perteneciente a la denominada Escuela Austriaca, considera que la esencia de la actividad
emprendedora radica en estar alerta a las oportunidades y postula que cualquier persona está capacitada para emprender,
ya que el emprendimiento está presente en todas las acciones humanas. Kirzner considera que los emprendedores son fundamentalmente intermediarios creativos que facilitan el intercambio entre oferentes y demandantes, al reconocer en cualquier desequilibrio de mercado una oportunidad ventajosa que proporciona las presiones necesarias para hacer que la economía vuelva a su estado de equilibrio, definiendo el emprendimiento como “una tendencia al equilibrio y a la coordinación” . Por el contrario, Schumpeter tiene una visión desequilibradora, pues señala que el emprendimiento crea desequilibrio a partir del equilibrio, rompiendo con la rutina y destruyendo las estructuras existentes, iniciando el cambio por medio de la introducción de alguna innovación y creando nuevas oportunidades. Tal como se mencionó, para Kirzner el papel del emprendedor tiene una fuerza
equilibradora dada por el descubrimiento de oportunidades inexploradas por los demás participantes del mercado, actuando como una alerta
de las oportunidades existentes. Para él, “estar alerta” significa notar algo que otros no han visto ni pensado antes, significa ver más allá del conjunto de oportunidades y formas rutinarias de hacer las cosas y determinar dónde los bienes se han vuelto insospechadamente más valiosos para los consumidores.
Se pueden ilustrar las diferencias entre el pensamiento de Schumpeter y el de Kirzner, y a la vez conceptualizar la contribución del emprendedor a la mayor producción de bienes y servicios, a través de la frontera de posibilidades de producción . De esta manera, a partir de las ineficiencias
de mercado, que el emprendedor de Kirzner transforma en oportunidades, se logra alcanzar el equilibrio sobre un punto eficiente de
la FPP aumentando la producción desde el punto “X” al “Y”. En cambio, cuando el emprendedor de Schumpeter rompe los equilibrios del mercado a través de la innovación, alcanza un punto de nuevo equilibrio ubicado sobre una FPP mayor, desplazando hacia
afuera la FPP y generando crecimiento hasta un punto como “Z”11, tal como lo muestra
la Figura Nº 1.
Frank Knight, economista norteamericano y fundador de la Escuela de Chicago, describe al emprendedor como aquel que desarrolla principalmente
dos capacidades. Por un lado, la de organizar y liderar todos los factores de producción necesarios en una empresa; y por otro, la de enfrentar
la incertidumbre que significa iniciar una nueva actividad12. Knight destacó que la incertidumbre es diferente del riesgo, ya que en ella la
aleatoriedad tiene posibilidades desconocidas y para enfrentarlas debe existir un agente económico, el empresario.
William Baumol, por su parte, ha intentado explicar la relación entre desarrollo económico y emprendimiento mediante los distintos comportamientos
de los empresarios, los que dependen a su vez del sistema de incentivos que provea cada país. De este modo, en
las economías capitalistas el aporte de los empresarios al crecimiento es mayor que en otros
sistemas económicos.
En concordancia con lo anterior, Baumol enfatiza el importante rol que juegan las instituciones para el impulso del emprendimiento.
En suma, los intelectuales señalados y sus seguidores coinciden en que el emprendedor es un elemento clave para el crecimiento de los países. Es por ello que en este trabajo, no obstante las diferentes visiones sobre el emprendimiento, se utiliza el concepto del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), que señala que el emprendimiento es “cualquier intento de nuevos negocios o creación de nuevas empresas, la reorganización de un
negocio o la expansión de uno existente, por un individuo, grupo de individuos o firmas ya establecidas13” y su contribución al crecimiento se produce a través del dinamismo de los negocios entendido como los nacimientos, expansiones,
muertes y reducciones de los mismos.
La teoría neoclásica intenta explicar el crecimiento económico como una función de la acumulación de los factores capital y trabajo, y de la productividad de éstos. Solow14, pionero en esta formulación, concluye que el progreso tecnológico es el principal impulsor del crecimiento en los salarios
reales y la calidad de vida en los países desarrollados. Como se ha señalado, es el emprendedor el que produce ese aumento de productividad, entre
otras razones, porque es precisamente él quien, al liderar los procesos de innovación, hace posible el cambio tecnológico.
Holcombe15 utiliza el concepto de crecimiento endógeno de Romer16 para referirse al emprendimiento como el motor endógeno del crecimiento y afirma que cuando los emprendedores aprovechan las oportunidades, crean nuevas oportunidades para emprender, produciéndose así un círculo virtuoso
que permite a los países alcanzar el desarrollo. Arnold Harberger17 explica con mucha claridad la contribución del emprendimiento
al desarrollo. Se sabe que los factores que explican el crecimiento de los países son: los incrementos en el trabajo, los incrementos en el stock de capital humano, la tasa de inversión y la tasa de retorno de la inversión y lo que en lenguaje técnico se denomina “residuo” o “productividad
total de los factores”. Según Harberger, este último concepto tiene varios componentes: innovaciones tecnológicas, mejoras en la productividad
de los factores existentes, mejoras en los procesos, diseños, etc. En suma, se trata de reducciones reales de costos por unidad producida. Bajo esta perspectiva, son los emprendedores quienes con su accionar posibilitan las reducciones reales de costo, ya sea a través de
nuevos inventos, investigación y desarrollo o nuevas técnicas. De esta manera, las empresas se vuelven más eficientes, teniendo a su disposición una mayor cantidad de recursos para realizar nuevas inversiones en nuevos negocios o en nuevas tecnologías, y finalmente, si
esto se da a nivel agregado, contribuir al crecimiento económico.
3. EL MEDIO AMBIENTE PARA EMPRENDER
El GEM mide la actividad emprendedora de los países mediante la utilización de un indicador denominado Actividad Emprendedora en Etapas Iniciales18, el cual corresponde al porcentaje de la población adulta económicamente activa de un país, que tiene entre 18 y 64 años y que se encuentra directamente involucrada en las etapas iniciales de la actividad emprendedora, muestra la relación entre la Tasa de Actividad Emprendedora (TEA) y el nivel de Ingreso per cápita de los países. Se puede comprobar que esta relación tiene forma de “U”; es decir, en la primera parte de la curva, el TEA es mayor mientras menor es el ingreso per cápita; luego, la relación va decreciendo y en torno a un ingreso de US$20.000 comienza nuevamente a subir. Esta relación ha sido planteada por Wenekers et al. (2005) y por Amorós, Cortés y Couyoumdjian (2006), quienes además establecen
este mismo tipo de relación entre la tasa de emprendimiento y el nivel de competitividad
de las economías.
La explicación para esta evolución radica en que el TEA está compuesto por dos factores que motivan el emprendimiento: “la Oportunidad” de aprovechar una realidad favorable para hacer un negocio o “la Necesidad” para superar la realidad de pobreza.
Por ello, el índice TEA se encuentra subdividido en el TEA por Oportunidad que mide el emprendimiento definido por Schumpeter o Kirzner, es decir, aquél que se realiza por el interés personal de innovar o aprovechar una oportunidad latente en el mercado; y en el TEA por Necesidad, que mide el emprendimiento que surge involuntariamente para superar una condición no deseada .
Desde esta perspectiva, cabe observar que el tipo de emprendimiento es diferente según el nivel del ingreso per cápita de los países. Así, la motivación principal del emprendedor en los países desarrollados es la oportunidad, la cual corresponde mayoritariamente al tipo de emprendimiento que genera progreso y bienestar económico; en cambio, en gran parte de los países en desarrollo la motivación por necesidad constituye la causa principal para emprender, siendo éste más bien un indicador de pobreza. Una muestra de ello la constituyen los países que lideraron el ranking de emprendimiento del año 2005. Venezuela (24,99%), Tailandia (20,74%) y Nueva Zelanda (17,57%) presentaron los mayores índices TEA. Tras las tasas de emprendimiento de Venezuela y Tailandia se esconde un alto porcentaje de emprendimientos por necesidad; no así en el caso de Nueva Zelanda que presenta una alta proporción de emprendimiento por oportunidad y una bajísima tasa de emprendimiento por necesidad.
Luego, es preferible incorporar en el análisis la diferencia entre estas dos causas del emprendimiento. Al utilizar el ratio de emprendimiento21 por oportunidad sobre el total (Op/TEA), que indica el porcentaje del emprendimiento total explicado por la oportunidad, queda en evidencia la existencia de una tendencia lineal positiva entre este tipo de emprendimiento y el nivel de desarrollo de los países medido por el PIB per cápita corregido por la paridad de poder de compra22. Gráficamente se pueden observar dos concentraciones de países que se diferencian por su nivel de desarrollo (Figura 3). El
primer grupo (G1) reúne a los países que poseen un menor desarrollo económico (PIB PPP Promedio: US$7.879) y un menor nivel de emprendimiento por oportunidad sobre el total (Ratio Op/TEA Promedio: 63%); mientras que los países que conforman el segundo grupo (G2), poseen un nivel de desarrollo mayor (PIB PPP promedio: U$27.878) junto a mayores ratios Op/TEA (Ratio Op/TEA Promedio: 80%). En suma, aquellos países que poseen proporcionalmente altos ratios de emprendimiento por oportunidad presentan también un mayor nivel de ingreso per cápita, corroborándose la relación positiva entre el emprendimiento que denominaremos Schumpeteriano y Kirzneriano y el desarrollo; es por ello que en este trabajo priorizamos el estudio de este concepto.
Surge la interrogante de por qué existen países con menor nivel de desarrollo -G1 en laque exhiben un menor porcentaje de iniciativas emprendedoras por oportunidad. La respuesta radica en lo que Schumpeter, Kirzner y Knight definieron como el rol del emprendedor. Para que ese rol se cumpla y se aproveche su potencial es necesario contar con un medio ambiente adecuado. Pese a que muchos de los países pertenecientes
a este grupo exhiben altos niveles de emprendimiento, la mayoría no ofrece buenas condiciones en su entorno. En otras palabras, no presentan las políticas e instituciones adecuadas. North23 ha comprobado que los países que se han desarrollado a lo largo de su historia
han construido instituciones, como el respeto a la propiedad privada, que estimulan el espíritu emprendedor. Al respecto, los estudios muestran que el Estado de derecho, gobiernos subsidiarios y eficientes, una economía de mercado abierta y competitiva y una sana política macroeconómica son características fundamentales para promover el emprendimiento por oportunidad.
En conclusión, no basta el emprendimiento para el desarrollo, sino que éste debe asociarse a la oportunidad de traer consigo beneficios económicos
positivos para el país.
Para que esto sea posible se necesita, además del emprendimiento, un medio ambiente adecuado. Por lo tanto, es altamente importante generar las condiciones necesarias para que el espíritu emprendedor se desarrolle y manifieste en proyectos reales a nivel de empresas y mercados, para lo cual son necesarias políticas públicas adecuadas.
En realidad, lo que determina y caracteriza el tipo de emprendimiento de cada país es el entorno en que se desenvuelve la actividad emprendedora. Éste debe sustentarse en
buenas políticas macroeconómicas y especialmente microeconómicas, y en instituciones sólidas, capaces de definir claramente las reglas del juego24 con el fin de generar un buen clima de negocios, adecuadas regulaciones, políticas fiscales prudentes, certidumbre
jurídica y una cultura pro emprendimiento.
En particular, los países que no ofrezcan buenas condiciones en su ambiente, probablemente no podrán disfrutar de los beneficios que el emprendimiento trae consigo aún cuando posean una gran capacidad emprendedora, a diferencia de aquellos que se preocupen por crear el medio ambiente indicado.
Los distintos procesos emprendedores vividos por los países a causa de sus condiciones medio ambientales pueden expresarse como la diferencia
entre trotar en una trotadora o hacerlo en una pista. Esta analogía resulta útil, toda vez que las economías con una alta capacidad emprendedora pero que carecen de un ambiente apropiado, como es el caso de muchos países en vías de desarrollo, corren sobre una “trotadora”, porque a pesar de que
se esfuerzan por lograr el progreso, no avanzan al ritmo requerido.
En otras palabras, se quedan en el mismo lugar.
Por otro lado, distinto es el caso de los países que, junto con su capacidad para emprender, generan un entorno apropiado, caracterizado por instituciones y políticas adecuadas, lo que les permite que el esfuerzo se traduzca en resultados reales. Es decir, al correr en una pista avanzan y llegan a la meta del desarrollo. Harberger dice, con relación al emprendimiento, que el papel de la política económica es dar “señales correctas a los directores generales y gerentes de una organización, las que remueven las trabas que impiden la búsqueda de reducciones reales de costos y crean
un entorno en el que el proceso de creación destructiva de Schumpeter puede llevarse a cabo. Es necesario reiterar que la actividad emprendedora se debe desenvolver dentro de un marco de instituciones ordenadas, estado de derecho y un sistema político
democrático, en el que primen políticas que promuevan el equilibrio macroeconómico, el derecho de propiedad y una economía de mercado y abierta. Esto conducirá a que las personas, actuando con libertad,inviertan más, se eduquen más, trabajen más y se vean permanentemente estimuladas a hacer un mejor uso de sus capacidades humanas, de las tecnologías y del capital disponible, y que con ello los países se encaminen a un mayor
desarrollo económico. Una buena forma de evaluar el medio ambiente adecuado es utilizar el Índice de Libertad Económica, puesto que éste mide los elementos ya descritos: protección de los derechos de propiedad privada, gobierno limitado,
buenas políticas macroeconómicas, buen ambiente institucional, libre comercio y normas que favorezcan mercados libres.
Al relacionar el medio ambiente con la capacidad emprendedora de los países mediante el Índice de Libertad Económica29 y la ratio de emprendimiento por oportunidad sobre el total de actividad emprendedora para el período 2001-2005, se comprueba la existencia de una relación positiva. Así, los países que tienen una alta proporción de emprendimiento por oportunidad se caracterizan por ser económicamentelibres. Dicho de otro modo, los países que presentan un medio ambiente adecuado para el emprendimiento logran un mayor número de iniciativas emprendedoras
por oportunidad, que son las que permiten el desarrollo. En cambio, aquellos países que presentan un ambiente inadecuado y que, por lo tanto, tienen bajos índices de libertad económica, exhiben proporcionalmente altos niveles de emprendimiento por necesidad, quedando en evidencia que el medio ambiente sí condiciona el tipo de emprendimiento y constituye a la vez un elemento esencial para que se desarrolle una actividad emprendedora
de calidad.
EL CASO DE CHILE
Como se señaló al comienzo, Chile ha presentado en los últimos años un crecimiento económico bajo en relación con lo que fue su “era dorada”33. Parte de la explicación está en la disminución de la productividad, factor directamente relacionado con el emprendimiento.
Ahora bien, si se examina el medio ambiente favorable al espíritu emprendedor, representado por el nivel de libertad económica, observamos que en nuestro país éste es relativamente alto en relación con los países de menor desarrollo (G1); sin embargo, si se le compara con
las economías más desarrolladas, Chile se encuentra bajo respecto al emprendimiento por oportunidad. Por lo tanto, debiéramos movernos en la dirección indicada, de manera de aumentar el emprendimiento y así seguir la tendencia de los países más desarrollados.
La situación de Chile muestra que la actividad emprendedora por necesidad ha ido decreciendo con los años -no obstante, un gran porcentaje de la población chilena aún emprende como forma de autosustentación (26% en el año 2005)- y que la actividad emprendedora por oportunidad se ha mantenido relativamente estable y por debajo de los niveles esperados.
Tenemos debilidades en la educación y la cultura emprendedora. Además, las investigaciones específicas indican que no existen marcos regulatorios
e impositivos adecuados y que el apoyo financiero a las empresas es insuficiente.
¿Qué es lo que está impidiendo que Chile aumente su nivel de emprendimiento por oportunidad?
Son variadas las áreas de políticas públicas para mejorar, pero existe una de mayor incidencia negativa: los costos o las barreras a la entrada para crear empresas son muy altos.
Como señalan Boettke y Coyne, “si el concepto de emprendimiento de Kirzner es correcto, podemos esperar que países con altas barreras de entrada van a ser menos desarrollados que aquellos en donde el proceso competitivo no está limitado”. Una buena forma de medir los costos del emprendimiento aparece en el informe “Doing Business” del Banco Mundial (World Bank). Éste contiene una evaluación de las regulaciones que restringen la actividad empresarial y de aquellas que la facilitan. Así, una buena calificación en el área de la facilidad para hacer negocios significa que el gobierno
ha creado un ambiente regulatorio conducente al emprendimiento. Al observar la situación de Chile, queda de manifiesto que los costos para emprender
no se condicen con su buen medio ambiente, e inciden sobre las tasas de emprendimiento por oportunidad. En Chile hay un exceso de regulaciones y prima la burocracia. Esto tiene consecuencias negativas para la economía en general puesto que se incentiva el mercado informal y la corrupción, al tiempo que se generan obstáculos para el emprendimiento, lo que trae consigo altos costos de dinero y tiempo, desalentando a los empresarios y
dificultando la creación de nuevas empresas.
Al respecto, es relevante comparar a Chile con Nueva Zelanda, país que ha tenido un gran desarrollo económico, y que a su vez destaca por sus importantes iniciativas emprendedoras38. Nueva Zelanda tiene una tasa de emprendimiento (TEA) superior al 17%, correspondiendo el 92% de esos emprendimientos a iniciativas motivadas por la oportunidad. Su perfil emprendedor se ve acompañado de un medio ambiente adecuado
para la realización de esta actividad y por una gran facilidad para hacer negocios, ubicándose en una posición privilegiada en ambos rankings,
Chile debe seguir los pasos de Nueva Zelanda para reducir los costos y así poder aumentar el nivel de emprendimiento por oportunidad del país.
En este contexto, a continuación se revisan esas barreras a la creación de empresas a través de los procesos de apertura y cierre de una firma en base al informe “Doing Business” (2007) del Banco Mundial (World Bank).
a) Apertura de una empresa La manera en que se dé el proceso relativo a la apertura de empresas influye directamente
en el nivel de emprendimiento de un país, ya que mientras más expedito sea el camino para la creación de nuevas empresas, menores
serán los costos asociados y menores las barreras de entrada para el surgimiento de nuevos emprendimientos. Al relacionar los datos
referentes a la apertura de una empresa con las tasas de emprendimiento por oportunidad, representadas por la ratio Op/TEA, se reafirma que para incrementar en Chile el nivel de emprendimiento por oportunidad se necesita reformar ciertos procesos que involucran
altos costos y que desincentivan la creaciónde nuevos negocios. existe una relación negativa entre el nivel de emprendimiento por oportunidad sobre la actividad emprendedora total y el número de trámites a realizarse en la apertura de un nuevo negocio39. Nueva Zelanda se ubica
en una posición privilegiada, liderando ambos rankings, al presentar una alta ratio de emprendimiento por oportunidad (86%) y sólo 2 trámites necesarios para abrir una nueva empresa, los cuales son realizados por internet, lo que agiliza aún más la creación de nuevas empresas. Mientras tanto, en Chile, los nueve trámites que deben llevarse a cabo se presentan como una traba al emprendimiento por el alto costo monetario y de tiempo
asociados.
En Chile se emplean 27 días para poner en marcha una empresa, de los cuales 14 se destinan a la obtención de la patente municipal. El proceso de apertura tiene un costo igual al 9,8% del PIB per cápita, monto que bordea los US$ 575, de los cuales cerca de la 39 Coeficiente de correlación: –0,687.
Emprendimiento: Factor clave para la nueva etapa de Chile Cristián Larroulet y Macarena Ramírez mitad se destina a cobros notariales; en cambio, en Nueva Zelanda se gasta sólo el 0,2% de su PIB per cápita, que equivale al 7% de lo que se debe pagar en Chile (US$ 40).
En las Figuras Nº 6 y 7 se observa que la relación sigue siendo negativa entre el emprendimiento por oportunidad y el costo de apertura40 y los días necesarios para abrir una empresa41; por lo tanto, aquellos países que emprenden más por oportunidad (Op/
TEA) ofrecen menores costos y requieren menos días para la iniciación de un nuevo
negocio.
La brecha existente entre Nueva Zelanda y Chile resalta las facilidades para comenzar un nuevo negocio en Nueva Zelanda y lo complejo que es llevar a cabo este mismo proceso en Chile. En 60 países los trámites demoran menos días que en Chile, y en 76 se requieren menos de nueve trámites. Australia, Estados Unidos, Irlanda, Islandia, Canadá, Suiza, Finlandia, Nueva Zelanda y Singapur destacan en estos aspectos y, coincidentemente,
presentan altas tasas de emprendimiento por oportunidad (superiores al 80%).
b) Cierre de una empresa Así como el inicio de una empresa es importante para el emprendimiento, el proceso de cierre de la misma también lo es, ya que refleja las condiciones que deben enfrentar aquellos emprendedores que, de una u otra forma, ven fracasar su proyecto de negocio.
En Chile el proceso de quiebra de una empresa lleva 5,6 años, cuesta un 14,5% del valor del patrimonio y los demandantes recuperan el 20% (tasa expresada en centavos por dólar) de su firma en quiebra.
Chile ocupa el lugar 107 del ranking del Banco Mundial en esta categoría. Esta mala posición se encuentra acentuada por la baja tasa de recuperación de una empresa en quiebra, la que al ser comparada con la de Nueva Zelanda, cuyos empresarios recuperan el 68% de su
empresa en dos años, reafirma la condición de inferioridad de Chile en esta materia. Chile se aleja del número de años promedio (2 años) y de la tasa de recuperación promedio también (58%). Esta última se relaciona directamente con el nivel de emprendimiento por oportunidad de los
países43, así como también con su nivel de ingreso per cápita44. De esta manera, los países que tienen un PIB per cápita superior a los US$ 20.000 presentan tasas de recuperación de una empresa en quiebra superiores al 50% (a excepción
de Francia, Italia y Suecia). Claramente, el proceso de cierre de una empresa desincentiva el emprendimiento en Chile, mientras que la baja tasa de recuperación en caso de quiebra acentúa el temor al fracaso de los emprendedores45, llevándolos a enfrentar con mayor recelo la incertidumbre,
ya que en el caso de que el proyecto no resulte, gran parte del capital (más del 75%) se perderá. Es decir, aumenta el temor a la incertidumbre y disminuye la disposición para afrontar eventuales vicisitudes, todo lo cual desincentiva el emprendimiento necesario
para el progreso.
CONCLUSIONES
En este trabajo se ha descrito la importancia que tiene el emprendimiento para el desarrollo económico de los países, especialmente por el rol crucial que desempeña el espíritu emprendedor en la innovación -al liderar los cambios tecnológicos- así como en el aumento de la productividad y la competitividad, que a la vez constituyen mecanismos esenciales para que las personas intervengan en la actividad productiva de un país, dándoles
la oportunidad de obtener una mejor posición económica y de contribuir a la creación de empleo.
Sin embargo, no basta con que las personas emprendan, sino que es necesario que el emprendimiento sea un proceso voluntario para aprovechar
o generar oportunidades que se traduzcan en crecimiento económico. Las economías que emprenden proporcionalmente más por oportunidad, también presentan mayores niveles de ingreso per cápita. En cambio, aquellas en que predomina el emprendimiento por necesidad se caracterizan por exhibir un menor nivel de desarrollo.
Para que el emprendimiento por oportunidad prevalezca en las economías se debe crear un ambiente propicio. Por lo tanto, no basta con tener gran espíritu emprendedor. Si las condiciones del entorno no están dadas, será lo mismo que correr sobre una “trotadora”.
Para que esto no ocurra, se deben llevar a cabo políticas adecuadas que permitan incentivar el emprendimiento y remover las barreras existentes, propiciando un entorno basado en las economías de mercado y en la apertura internacional, en instituciones que protejan y estimulen el derecho de propiedad, políticas que produzcan un equilibrio macroeconómico, donde existan sociedades democráticas y estados de tamaño limitado
que produzcan gobernabilidad y estimulen la creatividad. Pese a que en Chile las condiciones macroeconómicas son favorables
para el emprendimiento, los costos para crear nuevos negocios son aún muy altos. Por ello, es necesario implementar reformas dirigidas a acabar con el exceso de trabas y regulaciones que priman y reducir tanto los trámites innecesarios, como el tiempo y costo requeridos para efectuarlos. Hay que tener la decisión y perseverancia para hacer realidad la frase: “¡Queremos emprendedores dedicados a mejorar sus productos, no a acumular
papeles y llenar formularios!”
Para producir ese medio ambiente, los gobiernos juegan un rol fundamental a través de sus políticas públicas48. De este modo, para enfrentar los desafíos económicos y sociales que Chile tiene hoy, resulta crucial priorizar la ejecución de políticas públicas que, al promover el espíritu emprendedor, hagan de Chile una economía con mayor innovación y productividad y, de esta forma, se logre el tan anhelado desarrollo.