Las empresas transnacionales y sus estrategias globales en materia de
investigación y desarrollo
Las 2000 empresas transnacionales (ETs) más importantes en términos del monto de sus inversiones en investigación y desarrollo (I&D) destinaron en 2004 alrededor de US$ 410,0001 millones a financiar acciones y actividades en dicha materia, cifra que representa un ritmo de incremento del 6,5% anual promedio durante el último quinquenio (más del doble del crecimiento de la economía mundial en el mismo período) y un 11% si se considera solamente el trienio 2002-2004. La concentración de dichos gastos es una de las características más notables de este tipo de
compañías: las 100 principales corporaciones explican nada menos que el 64% del monto antes mencionado (Jaruzelski y otros, 2005).
A nivel global y considerando las principales 1000 empresas trasnacionales, los sectores de mayor relevancia en términos de la magnitud cuantitativa de las inversiones en I&D son el de
computación y electrónica (25%), farmacéutica y biotecnología (21% del gasto total), automotriz (18%), tecnología (8%) y química y energía (7%).2 No obstante ello, si se considera el ratio I&D/ventas, el sector software lidera el ranking con una tasa del 12,7%, seguido por las actividades vinculadas con la salud (11,2%), computación y electrónica (7,6%), industria aeroespacial y defensa (4,1%) y automotriz (4,1%), siendo el promedio general para todos los sectores del orden del 4,2% (UNCTAD, 2005a).
Es interesante observar que dentro del mencionado segmento de empresas, el sector alimentos se ubica en el último lugar entre 15 sectores en términos de su contribución a la inversión en I&D global (1% del total), siendo su ratio I&D/ventas totales de sólo un 1,8% (European Commision, 2005, Beverage Daily, 2005). Esta tasa sólo supera a sectores de muy alta
facturación, como ser el de las telecomunicaciones y el petróleo A nivel de regiones y países, la concentración del gasto en I&D sigue siendo elevada, explicando EE.UU. el 44% de las inversiones en dicho concepto, Europa el 29%, Japón el 24% y el resto del mundo un 3.2%. No obstante ello, resulta notable observar en los últimos años una fuerte aceleración del gasto en I&D en filiales ubicadas en países en desarrollo (PED): mientras que en el último quinquenio la tasa de crecimiento de las inversiones en el citado concepto fueron del 6.6% en EEUU y del 6.2% en Europa, para el caso de China e India dicho guarismo se ubicó en el 21,1%, mientras que para el resto del mundo correspondió a un 36,7%. (Jaruzelski y otros,
2005, UNCTAD, 2005b) El importante crecimiento absoluto y relativo del gasto en I&D de ETs en los países no
pertenecientes a la Tríada observado en la última década se explica fundamentalmente por sus menores costos de mano de obra calificada, las ventajas que se derivan del favorable entorno generado en algunas regiones y países para el desarrollo de tales actividades (infraestructura, políticas públicas específicas, calificación de la mano de obra local, interacción con el sistema universitario, etc.), la disminución de los costos de transporte y de procesamiento de información a distancia y la cercanía con mercados de consumidores con características, normativas técnicas y/o necesidades específicas (UNCTAD, 2005c).
Las Nuevas Tendencias
Si en décadas pasadas las actividades de I&D que las ETs llevaban a cabo en países en desarrollo se limitaban a la necesidad de resolver cuestiones vinculadas a la adaptación de los productos y procesos de sus países de origen a las exigencias, especificidades y/o necesidades de los mercados locales, en la última década y como resultado del rápido cambio en las tecnologías y del acortamiento del ciclo de vida de los productos y procesos productivos, se observa una creciente tendencia de parte de las principales ETs hacia la offshorización de parte de sus
actividades de I&D (UNCTAD, 2006).
La expansión de las actividades de I&D en un conjunto de países en desarrollo es también consecuencia del aumento de la competencia a nivel global y regional, que obliga a las grandes empresas mundiales a innovar cada vez más y a buscar el desarrollo de nuevos productos y servicios, con menores costos. Así, las ETs se ven especialmente atraídas por aquellos países
receptores en que se da la atractiva combinación de salarios bajos, estabilidad macroeconómica, respeto por los derechos de propiedad intelectual y buena oferta de personal calificado.
Dicho proceso, que se materializa tanto a través de la inversión extranjera directa como de las alianzas tecnológicas entre corporaciones, forma parte de una tendencia organizacional y estratégica más general de parte de este tipo de empresas, a través del cual se van externalizando servicios desde las casas matrices hacia algunos países en desarrollo (UNCTAD, 2005a). Dentro de este proceso, que incluye desde plantas de producción completas hasta la creación de laboratorios independientes (dedicados exclusivamente a actividades de investigación), la I&D es el segmento de servicios offshore de mayor intensidad tecnológica y valor agregado.
Si la tendencia al traslado de una parte de las actividades corporativas de I&D a filiales ubicadas en otros países no es un fenómeno nuevo, sí lo es la magnitud de la deslocalización y su alcance geográfico. En la actual etapa, el destino “preferido” por las principales ETs para el desarrollo de estas acciones es sin duda alguna el centro y este de Asia (UNCTAD, 2005b). Así,
las empresas con base en Estados Unidos realizaron en 2002 el 10% de su actividad exterior de I&D en dicha región (frente al 3% que la misma representaba en 1994), al tiempo que más de la mitad de las ET que más invierten en I&D de todo el mundo ya llevan a cabo actividades de este tipo en China, India3 o (en menor medida) Singapur (UNCTAD, 2005c).4
Esta tendencia se ha ido acentuando fuertemente a lo largo del último quinquenio.Mientras que en China el número de unidades extranjeras de I&D pasó de cero a más de 700 en el transcurso de sólo un decenio,5 en la India, las grandes empresas farmacéuticas están llevando a cabo cada vez más actividades de investigación clínica. Por su parte, más de 100 ETs ya han implantado laboratorios de investigación en Singapur. De igual modo, considerando los nuevos laboratorios o grandes centros de I&D inaugurados recientemente por las diez principales compañías mundiales en términos de su inversión en esta materia (que en total suman 14 nuevos centros), sólo uno de ellos se ubicaba en EEUU y tres en Europa, correspondiendo los otros once a China (4), India (3), Rusia (1), Tailandia (1) y uno a Japón (European Commission, 2005).
De todos modos, los niveles de estos fenómenos son aun reducidos en términos relativos, manteniéndose aún el grueso de las actividades corporativas de I&D dentro de los propios países
desarrollados.6 La participación de las ETs en el total del gasto local en I&D varía considerablemente entre los propios países en desarrollo. Mientras que en algunos países su participación explica más del 50% (Irlanda, Hungría o Singapur) y se mantiene en el orden del 40% en Brasil o República Checa, en otras economías su share se encuentra por debajo del 10’% (Chile, Grecia, Japón y Corea).7 El 69% de las empresas que participaron en una reciente encuesta de la UNCTAD (UNCTAD, 2005b) prevé un incremento del gasto en actividades de I&D realizadas en el extranjero con respecto al gasto total en dicho concepto, contra un 2% que espera lo contrario. China es la localización que se menciona con mayor frecuencia para una expansión futura de la I&D en el extranjero, seguida de los EEUU e India. Otras economías en desarrollo mencionadas son Taiwán, Corea, Singapur, Tailandia y Vietnam. En cambio, fueron muy pocas las empresas que manifestaron planes para ampliar o iniciar actividades de I&D en América Latina o África.
De manera similar, un relevamiento del área de estudios de The Economist entre las 150 principales empresas transnacionales con actividades de I&D en el exterior, no solo reafirma la tendencia hacia la descentralización de las acciones de investigación en favor de sus filiales ubicadas en PEDs (más del 50% de las empresas encuestadas manifiestan estar incrementando sus inversiones en materia de I&D en el exterior), sino que en ese marco se señala que los mercados de mayor interés para dichas actividades son China, India, Brasil, Hong Kong, México y Singapur. (The Economist Intelligence Unit, 2004).
En ese mismo sentido, una reciente encuesta realizado por la Consultora Booz Allen Hamilton entre 186 grandes compañías trasnacionales de 19 países y 17 sectores de actividad, más de tres cuartos de nuevos proyectos de I&D que se pondrán en marcha durante los tres años próximos estarán localizados en China y la India (Bordia R., Kronenberg E. And Neely D.
(2005). Si ello se concretara, dichos países asiáticos se ubicarían casi al nivel de la Unión Europea como destino de las inversiones en concepto de I&D de parte de empresas estadounidenses. Por otra parte, se estima que dichos países asiáticos dispondrán de un tercio del personal empresarial dedicado a I&D, cifra que contrasta fuertemente con el 19 % que
representaron en 2004.
investigación y desarrollo
Las 2000 empresas transnacionales (ETs) más importantes en términos del monto de sus inversiones en investigación y desarrollo (I&D) destinaron en 2004 alrededor de US$ 410,0001 millones a financiar acciones y actividades en dicha materia, cifra que representa un ritmo de incremento del 6,5% anual promedio durante el último quinquenio (más del doble del crecimiento de la economía mundial en el mismo período) y un 11% si se considera solamente el trienio 2002-2004. La concentración de dichos gastos es una de las características más notables de este tipo de
compañías: las 100 principales corporaciones explican nada menos que el 64% del monto antes mencionado (Jaruzelski y otros, 2005).
A nivel global y considerando las principales 1000 empresas trasnacionales, los sectores de mayor relevancia en términos de la magnitud cuantitativa de las inversiones en I&D son el de
computación y electrónica (25%), farmacéutica y biotecnología (21% del gasto total), automotriz (18%), tecnología (8%) y química y energía (7%).2 No obstante ello, si se considera el ratio I&D/ventas, el sector software lidera el ranking con una tasa del 12,7%, seguido por las actividades vinculadas con la salud (11,2%), computación y electrónica (7,6%), industria aeroespacial y defensa (4,1%) y automotriz (4,1%), siendo el promedio general para todos los sectores del orden del 4,2% (UNCTAD, 2005a).
Es interesante observar que dentro del mencionado segmento de empresas, el sector alimentos se ubica en el último lugar entre 15 sectores en términos de su contribución a la inversión en I&D global (1% del total), siendo su ratio I&D/ventas totales de sólo un 1,8% (European Commision, 2005, Beverage Daily, 2005). Esta tasa sólo supera a sectores de muy alta
facturación, como ser el de las telecomunicaciones y el petróleo A nivel de regiones y países, la concentración del gasto en I&D sigue siendo elevada, explicando EE.UU. el 44% de las inversiones en dicho concepto, Europa el 29%, Japón el 24% y el resto del mundo un 3.2%. No obstante ello, resulta notable observar en los últimos años una fuerte aceleración del gasto en I&D en filiales ubicadas en países en desarrollo (PED): mientras que en el último quinquenio la tasa de crecimiento de las inversiones en el citado concepto fueron del 6.6% en EEUU y del 6.2% en Europa, para el caso de China e India dicho guarismo se ubicó en el 21,1%, mientras que para el resto del mundo correspondió a un 36,7%. (Jaruzelski y otros,
2005, UNCTAD, 2005b) El importante crecimiento absoluto y relativo del gasto en I&D de ETs en los países no
pertenecientes a la Tríada observado en la última década se explica fundamentalmente por sus menores costos de mano de obra calificada, las ventajas que se derivan del favorable entorno generado en algunas regiones y países para el desarrollo de tales actividades (infraestructura, políticas públicas específicas, calificación de la mano de obra local, interacción con el sistema universitario, etc.), la disminución de los costos de transporte y de procesamiento de información a distancia y la cercanía con mercados de consumidores con características, normativas técnicas y/o necesidades específicas (UNCTAD, 2005c).
Las Nuevas Tendencias
Si en décadas pasadas las actividades de I&D que las ETs llevaban a cabo en países en desarrollo se limitaban a la necesidad de resolver cuestiones vinculadas a la adaptación de los productos y procesos de sus países de origen a las exigencias, especificidades y/o necesidades de los mercados locales, en la última década y como resultado del rápido cambio en las tecnologías y del acortamiento del ciclo de vida de los productos y procesos productivos, se observa una creciente tendencia de parte de las principales ETs hacia la offshorización de parte de sus
actividades de I&D (UNCTAD, 2006).
La expansión de las actividades de I&D en un conjunto de países en desarrollo es también consecuencia del aumento de la competencia a nivel global y regional, que obliga a las grandes empresas mundiales a innovar cada vez más y a buscar el desarrollo de nuevos productos y servicios, con menores costos. Así, las ETs se ven especialmente atraídas por aquellos países
receptores en que se da la atractiva combinación de salarios bajos, estabilidad macroeconómica, respeto por los derechos de propiedad intelectual y buena oferta de personal calificado.
Dicho proceso, que se materializa tanto a través de la inversión extranjera directa como de las alianzas tecnológicas entre corporaciones, forma parte de una tendencia organizacional y estratégica más general de parte de este tipo de empresas, a través del cual se van externalizando servicios desde las casas matrices hacia algunos países en desarrollo (UNCTAD, 2005a). Dentro de este proceso, que incluye desde plantas de producción completas hasta la creación de laboratorios independientes (dedicados exclusivamente a actividades de investigación), la I&D es el segmento de servicios offshore de mayor intensidad tecnológica y valor agregado.
Si la tendencia al traslado de una parte de las actividades corporativas de I&D a filiales ubicadas en otros países no es un fenómeno nuevo, sí lo es la magnitud de la deslocalización y su alcance geográfico. En la actual etapa, el destino “preferido” por las principales ETs para el desarrollo de estas acciones es sin duda alguna el centro y este de Asia (UNCTAD, 2005b). Así,
las empresas con base en Estados Unidos realizaron en 2002 el 10% de su actividad exterior de I&D en dicha región (frente al 3% que la misma representaba en 1994), al tiempo que más de la mitad de las ET que más invierten en I&D de todo el mundo ya llevan a cabo actividades de este tipo en China, India3 o (en menor medida) Singapur (UNCTAD, 2005c).4
Esta tendencia se ha ido acentuando fuertemente a lo largo del último quinquenio.Mientras que en China el número de unidades extranjeras de I&D pasó de cero a más de 700 en el transcurso de sólo un decenio,5 en la India, las grandes empresas farmacéuticas están llevando a cabo cada vez más actividades de investigación clínica. Por su parte, más de 100 ETs ya han implantado laboratorios de investigación en Singapur. De igual modo, considerando los nuevos laboratorios o grandes centros de I&D inaugurados recientemente por las diez principales compañías mundiales en términos de su inversión en esta materia (que en total suman 14 nuevos centros), sólo uno de ellos se ubicaba en EEUU y tres en Europa, correspondiendo los otros once a China (4), India (3), Rusia (1), Tailandia (1) y uno a Japón (European Commission, 2005).
De todos modos, los niveles de estos fenómenos son aun reducidos en términos relativos, manteniéndose aún el grueso de las actividades corporativas de I&D dentro de los propios países
desarrollados.6 La participación de las ETs en el total del gasto local en I&D varía considerablemente entre los propios países en desarrollo. Mientras que en algunos países su participación explica más del 50% (Irlanda, Hungría o Singapur) y se mantiene en el orden del 40% en Brasil o República Checa, en otras economías su share se encuentra por debajo del 10’% (Chile, Grecia, Japón y Corea).7 El 69% de las empresas que participaron en una reciente encuesta de la UNCTAD (UNCTAD, 2005b) prevé un incremento del gasto en actividades de I&D realizadas en el extranjero con respecto al gasto total en dicho concepto, contra un 2% que espera lo contrario. China es la localización que se menciona con mayor frecuencia para una expansión futura de la I&D en el extranjero, seguida de los EEUU e India. Otras economías en desarrollo mencionadas son Taiwán, Corea, Singapur, Tailandia y Vietnam. En cambio, fueron muy pocas las empresas que manifestaron planes para ampliar o iniciar actividades de I&D en América Latina o África.
De manera similar, un relevamiento del área de estudios de The Economist entre las 150 principales empresas transnacionales con actividades de I&D en el exterior, no solo reafirma la tendencia hacia la descentralización de las acciones de investigación en favor de sus filiales ubicadas en PEDs (más del 50% de las empresas encuestadas manifiestan estar incrementando sus inversiones en materia de I&D en el exterior), sino que en ese marco se señala que los mercados de mayor interés para dichas actividades son China, India, Brasil, Hong Kong, México y Singapur. (The Economist Intelligence Unit, 2004).
En ese mismo sentido, una reciente encuesta realizado por la Consultora Booz Allen Hamilton entre 186 grandes compañías trasnacionales de 19 países y 17 sectores de actividad, más de tres cuartos de nuevos proyectos de I&D que se pondrán en marcha durante los tres años próximos estarán localizados en China y la India (Bordia R., Kronenberg E. And Neely D.
(2005). Si ello se concretara, dichos países asiáticos se ubicarían casi al nivel de la Unión Europea como destino de las inversiones en concepto de I&D de parte de empresas estadounidenses. Por otra parte, se estima que dichos países asiáticos dispondrán de un tercio del personal empresarial dedicado a I&D, cifra que contrasta fuertemente con el 19 % que
representaron en 2004.